Roy barreras representa hoy el “Rasputín” del régimen, consiente de su papel, se prepara para disputar la hegemonía política de departamentos y municipios de la mano de sus aliados de siempre, los políticos más cuestionados por su ética, transparencia y ejecutorias.
Nada le importa a este camaleón experto en navegar en las aguas putrefactas de la corrupción y la politiquería. Sabedor de la debilidad del Pacto Histórico en las bancadas del Congreso, ahora sin tapujos chantajea al Gobierno con el cuento que sin él nada de las políticas reformatorias de Petro pasaran en el legislativo.
En ese ajedrez político que está promoviendo Barreras, en el que exige le sean entregadas las banderas del Pacto Histórico para así posesionar sus fichas con miras a las elecciones regionales de octubre, está proyectando estrategias desde ya para su candidatura presidencial del 2026.
En ese escenario se dio el lanzamiento del partido “La Fuerza de la Paz”, jugada maestra en el momento indicado, rodeado de todos los camaleones políticos de oscuro y tenebroso pasado, y colocando a Petro contra la espada y la pared, o acepta o nada de su agenda programática será aprobada en el Congreso.
La política colombiana está llena de traiciones y artimañas para engañar y lograr objetivos personales, por eso es normal ver enemigos convertirse en aliados y viceversa. En las elecciones, presidenciales pasadas, uribistas de baja estola disfrutaron como ninguno la podredumbre de la corrupción, y posteriormente se pasaron al ‘santismo’ para chuparse las venas del erario en el gobierno de Santos, con Duque repitieron la misma estrategia y luego cayeron como avispas en la campaña de Gustavo Petro, sabedores que era el seguro ganador, ante las propuestas de cambio guardaron silencio, miraron para otro lado y nunca compartieron los postulados ideológicos del Pacto Histórico.
Roy Barreras sabía perfectamente que solamente a través de Petro era como podría subsistir políticamente, escampó, aguantó y ahora, con elecciones a la vuelta de la esquina, con proyectos fundamentales como la reforma la salud, plan de desarrollo, reforma laboral y la implementación de la paz total, entiende que es hora de dar la puñalada certera y empieza a armar rancho aparte con su partido de garaje “La Fuerza de la Paz”.
Este acto de Barreras puede crear un enfrentamiento entre los seguidores de Petro y quienes quieren mantener el statu quo como hasta ahora, enfrentamiento que puede ser nefasto para Colombia y si se traslada a las calles, peor.
El presidente Petro, en estos primeros meses de gobierno e incluso desde la propia campaña, ha intentado trabajar dentro del imperfecto sistema democrático que existe para poder generar los cambios que Colombia necesita.
Roy Barreras encarna a quienes durante décadas han estado en el poder sin generar mayores transformaciones para los más necesitados y trabajando a punta de conocer y manejar el sistema imperante, un Estado paquidérmico, obsoleto, injusto y corrupto.
Los políticos tradicionales piensan que el Pacto Histórico no tiene nada para las elecciones regionales y por eso están estructurando las maquinarias para controlar la política desde las ciudades, municipios y departamentos. Pero la “torta” se les puede cambiar, Gustavo Petro es un líder nacional y sabe movilizar a sus seguidores con las estrategias de la nueva política, por eso nada está escrito y está pendiente la respuesta de los progresistas. Solo hasta octubre sabremos que tanto ha cambiado el país y que nos devendrá el futuro.