Sobre la abierta militancia política de la Revista SEMANA

Por Heiner Gaitán

La Revista SEMANA fue un proyecto comunicativo de la vieja élite liberal bogotana. Aunque funcional y defensora del Establecimiento, siempre se le reconoció la capacidad para develar oscuros secretos en arrojadas investigaciones en los tiempos de proceso ocho mil de Samper; el fallido Acuerdo del Caguán de Pastrana; los incontables escándalos de la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe y los casos de corrupción durante el gobierno Santos.

Hoy SEMANA no es ni la Revista ni sus investigaciones, ni si quiera es un negocio del grupo Gilinsky, sus dueños; es la vitrina de expresión de un sector muy poderoso, de extrema derecha del empresariado colombiano que se siente representado en el proyecto de Uribe Vélez y por ende depende de la supervivencia política del expresidente para mantener la rentabilidad de sus negocios en sectores estratégicos de la economía nacional.

Las portadas y titulares incendiarios no buscan mantener o seducir a la opinión pública ganada en los tiempos de memorables investigaciones periodísticas, expresan una militancia política disfrazada de prensa, los anhelos y lecturas de una élite que irradia Fascismo, promueve la barbarie contra la población civil y el hostigamiento a los sectores críticos del régimen.

La Revista SEMANA de hoy con un lenguaje básico, conjeturas simplistas, programas de opinión en manos de fanáticos, busca llegar a la base de la sociedad colombiana que, cansada de RCN y Caracol, asume que la otrora prestigiosa SEMANA representa credibilidad a la hora de formar un juicio de valor sobre la actualidad nacional.

Más allá del ataque a Petro, SEMANA confronta el espíritu democrático recuperado por la sociedad colombiana en estos 25 días de Paro Nacional, ni les incómoda o inquieta un aparato estatal jugado en función de los privilegios de los poderosos ni mucho menos les interesa dar voz a la pluralidad de actores sociales que exigen y reclaman cambios en la conducción del país y que han sido sometidos a violencia terrorista por parte del Estado.

SEMANA en su virulencia muestra el miedo y el desespero de los poderosos, señal que el pueblo cabalga.

(Borré la publicación con la portada original de SEMANA porque no tiene sentido contribuir a darle difusión)