“Para limitar el calentamiento global a 1,5ºC se necesitarían cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”. Así lo afirma el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
“Transiciones rápidas y de gran alcance en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades” son las que se necesitan para frenar el aumento de la temperatura del planeta, que de llegar o sobrepasar los 1,5ºC tendría unas consecuencias más graves de las pronosticadas.
Hasta el momento, el cálculo más dañino para el planeta se había establecido en 2,2ºC por encima de las temperaturas de la época preindustrial, antes de 1850. Pero la preocupación de pequeños estados isleños por el crecimiento del nivel del mar motivó a los investigadores a pronosticar qué le ocurriría a nuestro planeta cuando alcance ese 1,5ºC de fiebre.
El coste económico será tremendo: los daños del calentamiento del planeta ascenderían a 54 trillones de dólares.
Sin embargo, el informe afirma que es posible revertir el aumento de las temperaturas. “Hemos demostrado que puede hacerse según las leyes de la física y la química. Lo último que queda es la voluntad política”, afirmaba Jim Skea, Co-Presidente del Grupo de Trabajo III del IPCC.
En ese sentido, los investigadores ven complicado que todos los líderes políticos trabajen de acuerdo a los objetivos recomendados por el informe. Solamente hace falta mirar hacia Estados Unidos, el segundo emisor de dióxido de carbono, para darse cuenta de que esta meta es imposible: su presidente, Donald Trump, que niega que el cambio climático haya sido provocado por la actividad humana y que es un acérrimo enemigo de los impuestos sobre las emisiones.
Precisamente, elevar las tasas a la tonelada de dióxido de carbono es una de las soluciones propuestas por los investigadores. De los 135 dólares que hoy le cuesta a cada país, proponen que sean 5.500 dólares en 2030. Y de los 690 dólares por tonelada que se calculan para 2100, a 27.000.
Asimismo, hacia 2030 deberían reducirse las emisiones en un 45% (tomando por referencia las del año 2010), y un 100% hacia 2050. Por su lado, el uso de carbón para producir energía eléctrica, fomentado por la administración Trump, debería descender del 40% actual a entre un 1% y 7% para detener el ascenso de las temperaturas. Por contra, la energía solar y eólica, que actualmente constituyen solamente un 20%, deberían incrementarse hasta el 67%.
Pero si el peor escenario previsto, es decir, la falta de un consenso unánime por parte de las naciones, tuviera lugar, los científicos prevén la aplicación de estrategias combinadas para el descenso de las temperaturas, entre ellas, tecnologías de captura de dióxido de carbono, excesivamente costas en el momento pero, a pesar de ello, impulsadas por el lobby del carbón estadounidense, en concreto.
Octubre 9 de 2018