Útica, municipio de Cundinamarca donde la crueldad es la norma

HUEVO 1

Por Eduardo García, exclusivo para Soacha Ilustrada.

Existe un adagio popular que dice que “el pueblo merece los gobernantes que tiene”, y eso tristemente es lo que pasa en Útica, municipio de la provincia de Gualivá en el departamento de Cundinamarca.

Mientras el pueblo celebra la primera cabalgata por la paz, y se encomienda a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, por sus calles deambulan decenas de perros y gatos, totalmente abandonados y a punto de morir de física hambre.

Estos animales indefensos son ignorados por la misma ciudadanía de Útica, que no solo se acostumbró vergonzosamente a ignorarlos, maltratarlos y despreciarlos, sino que les parece normal que la administración municipal en este caso del alcalde Alfonso Mahecha Arias, no realice ninguna acción para socorrerlos, como sería su obligación.

Y es que la cuestión es simple, como estos seres no votan, no cuentan entonces para los políticos, la tragedia de estos animalitos es que habitan posiblemente en el municipio más insolidario de Colombia.

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La situación ha llegado a tal extremo de crueldad que aparte de que se están muriendo de hambre, ahora están siendo amenazados con ser envenenados, de hecho muchos si no han muerto envenenados, han sido amarrados, introducidos en bolsas y arrojados vivos al río.

Se necesita con urgencia que el Gobernador de Cundinamarca Jorge Rey, haga presencia y ordene a sus funcionarios que organicen en Útica jornadas de esterilización y de adopción, aunque lo ideal sería sacar a estos animalitos de ese infierno de pueblo.

La situación es tan dramática que solamente una persona en el pueblo lucha por protegerlos y conseguirles comida, el resto de pobladores no solo es indiferente, sino que inclusive les hace daño.

Un caso patético es el de un perrito de raza salchicha que tiene sarna, por tal razón, es golpeado por los habitantes del casco urbano cada vez que el animalito se acerca a pedir comida.

Es patético realizar cabalgatas por la paz, en medio de ríos de licor y música, tratando de darle al turista una imagen de gente amable y pacifica como ocurre en la mayoría de poblaciones del departamento, cuando en realidad, los hechos y acciones con sus animales abandonados dice lo contrario.

No es justo ni ético estigmatizar a toda una población por las acciones de unos pocos, sin embargo, no se entiende porque la sociedad de Útica permite que estas injusticias ocurran y absolutamente nadie proteste, denuncie o haga algo para que esta situación no siga sucediendo.

GALERIA:

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