Por Ángel Humberto Tarquino, especial para Soacha Ilustrada
Luego de una espera que se prolongó por espacio de más de 10 años, de sobrecostos multimillonarios en el valor final de la obra, de una miope proyección en los cálculos de la demanda, de un equipamiento del tamaño de los cerebros que lo proyectaron, de la estoica y conformista paciencia de los usuarios, de los inescrupulosos abusos de los empresarios del transporte local, de las lozas que ya empezaron a mostrar su pésima calidad y rápido deterioro, del reducido número de articulados que pretenden movilizar mas de cien mil usuarios día, han sido más los problemas que ha empezado a generar el servicio que la solución que tenía proyectado resolver.
Se ha vuelto una noticia común y nada preocupante el frecuente bloqueo al sistema a causa de la pésima calidad del servicio que se traduce en la continua modificación de las frecuencias y destinos, por la escases de vehículos, por la insuficiencia de la capacidad de las estaciones para una población en constante crecimiento, por los cambios en el valor de las tarifas, por la ausencia de rutas alimentadoras, por la ventas ambulantes que ya son permanentes, por los robos, por el abuso que ejercen sobre las mujeres los hombres que padecen largos periodos de abstinencia o traumas sexuales, por la indiferencia hacia los usuarios en situación de discapacidad o de maternidad, por los conflictos y agresiones provocados en el infernal hacinamiento, por los microscópicos tableros de orientación y rutas que obligan a los usuarios a verlos en cuatro patas, por la ubicación de entradas y salidas que dificultan el ingreso o la salida, por la ausencia de equipos de primeros auxilios ante una eventual necesidad y las largas colas de los usuarios expuestos al sol, al agua y al sereno para adquirir las tarjetas.
Cuando mucho, tales hechos tan solo han servido para ser tema de crónicas de los noticieros que solo buscan aumentar sus raiting de sintonía sin que ellas tengan ninguna traza de denuncia de la precariedad e indignidad del servicio que se presta.
Paradójicamente, la nueva y creciente problemática que ha venido surgiendo dentro del sistema con el correr de los días, ha logrado ser opacada o minimizada por la rapidez con que los usuarios llegan a su destino luego de una verdadera batalla de lucha libre, de agresiones verbales, de empujones y atropellos que en cualquier momento pueden tornarse en problemas más graves en los que brilla la ausencia de la autoridad y la intolerancia de los ciudadanos.
angelhumbertotarquino@yahoo.es
Marzo 4 de 2014