Un «infierno» llamado Autopista Sur

 

Por: Henry Barbosa

Soacha diariamente vive totalmente colapsada por los interminables trancones que se presentan en la Autopista Sur, calvario que tienen que sufrir todas las personas que salen o ingresan de la ciudad.

La situación en momentos es tan crítica que hasta dos horas los ocupantes de los vehículos deben esperar para lograr llegar a sus destinos.

Y es que las autoridades tanto de Bogotá como de Soacha, han sido incapaces y no han encontrado una solución que les mejore la movilidad a las miles de personas que diariamente tienen que utilizar este corredor vial, uno de los más importantes del país.

La salida

Con más de dos horas de anticipación deben salir los habitantes de Soacha para dirigirse a sus trabajos y lugares de estudio, la vía de entrada y de salida de solo tres carriles es pequeña para la cantidad de vehículos que salen del municipio y los que llegan del sur del país.

Los sitios críticos empiezan en el sector del Altico, cuando la vía se angosta para pasar por debajo del puente peatonal de la calle 13, posteriormente el lento paso de las caravanas de colectivos, camiones, volquetas y vehículos pequeños, debe esperar los cambios de semáforo que se vuelven críticos al llegar al paso de la calle 22.

Desde la entrada al barrio San Mateo, la situación para los viajeros se vuelve insoportable, los dos kilómetros que los separan de la entrada a la localidad de Bosa se vuelven interminables, la policía de Tránsito desaparece y el humo de los vehículos y el ruido de uno de los sectores más contaminados del país, hace que la situación se torne por momentos más dramática.

Después de Bosa y cuando el tránsito por el paso del Cementerio del Apogeo se agiliza un poco, nuevamente el calvario para los habitantes de Soacha se vuelve tormentoso cuando se llega al puente vehicular sobre la Avenida Villavicencio y luego nuevamente en Madelena, a la altura del Frigorífico que queda cerca al puente del río Tunjuelo y así hasta la avenida Boyacá.

Después de dos horas de viaje, se puede decir que se ingresó a la Capital. Toda una hazaña…

El regreso

Pero si la salida es toda una odisea, el regreso no es mejor.

Los trancones pueden llegar perfectamente a tres horas de viaje desde el barrio Venecia. La vía estrecha, diseñada para privilegiar el sistema Transmilenio, hace que la velocidad prácticamente llegue a cero, los cientos de vehículos deben transitar prácticamente pegados unos a otros hasta llegar a la entrada de Bosa y no hay vía de escape, los ocupantes de los vehículos deben conservar la calma y esperar pacientemente como metro a metro los autos llegan a la antigua estación de tren en Bosa.

Allí el tránsito vuelve a la normalidad pero nuevamente al llegar al punto de Terreros, la congestión vehicular nuevamente se torna difícil, ya no solo por la cantidad de vehículos, sino porque aparecen los buses mal estacionados en una guerra del centavo disimulada, el transporte pirata con sus voceadores que se atraviesan en la vía, la invasión de espacio público y las decenas de vendedores que luchan por sobrevivir, los atracadores buscando sus víctimas y los bicitaxis con su paso de tortuga.

Y así, por fin, todos caen en cuenta que llegaron sanos y salvos a Soacha, es decir a casa…

Julio 20 de 2019

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