El Teatro Colón será la estación del clásico estadounidense ‘Un Tranvía llamado Deseo’ de Tennessee Williams del 8 al 27 de octubre. Un drama que muestra a la vez lo más cruel y lo más entrañable de la condición humana, protagonizado por Marcela Mar, Angelica Blandón, Juan Pablo Urrego, Héctor Sánchez, Gloria Gómez y Alberto Saavedra bajo la dirección de Diego León Hoyos.
Marcela Mar asume el papel protagónico de la maravillosa Blanche DuBois, que sucumbe ante su poético sentido de la vida. «Ella no quiere realismo, quiere magia» en una historia en donde todos son víctimas de una dura realidad y son arrollados por un tranvía llamado deseo.
En 1947 Vivien Leigh, la reconocida actriz británica ganadora de dos Oscar’s, encarnó a Blanche Dubois en el cine, un gran reto profesional que le impuso verse mayor y que convirtió a este personaje en un mito del cine y el teatro, anhelado para cualquier actriz que quiera consolidar su carrera. Blanche es una mujer llena de matices, clasista, racista, pero frágil y soñadora, que se niega a envejecer y vive añorando un pasado mejor.
El clásico de la dramaturgia del siglo XX aborda temáticas tan actuales como: la soledad, la mentira, el desamor y las pasiones, a través del drama de Blanche, una mujer adorable, clasista, alcohólica, nerviosa y en decadencia, que se quedó en el pasado, viviendo en una época de lujos y juventud, negando el paso del tiempo y su precariedad actual.
La adaptación de ‘Un Tranvía llamado Deseo’ respeta su esencia original. En esta versión la historia no sucede en el sur de los Estados unidos, ocurre en un lugar sin tiempo, ni espacio. La directora de arte, Laura Villegas logra crear un espacio abstracto y flotante que puede ubicarse en cualquier capital del mundo en donde realmente se busca que el espectador se concentre en el drama y las pasiones de los protagonistas.
“El montaje de la obra ambienta en espacio totalmente transparente, permeable y poroso que da una sensación de hacinamiento en el que la intimidad es imposible. La única puerta de la casa es la del baño, lugar que termina por convertirse en el único refugio cotidiano de Blanche” señaló la directora de arte de la obra, Laura Villegas.
Según la actriz Marcela Mar, que por primera vez se presenta en el Teatro Colón, su rol protagónico en esta adaptación teatral ha sido gratificante. Se trata de un aprendizaje continuo en donde se explora en la creación colectiva, el intercambio de saberes entre artistas y también se profundiza en la preparación del personaje.
La historia relata el viaje maravilloso de Blanche, quien viene huyendo de un pasado que se niega a abandonar. Luego de llegar por una temporada a un apartamento de 60 metros cuadrados, en donde vive su hermana Stella y su esposo Stanley Kowalski, un joven rústico, machista y violento inmigrante de ascendencia polaca.
El deseo y la frustración producirán un choque de trenes, entre una refinada dama de la sociedad venida a menos y el matrimonio de su hermana con un hombre rústico y violento que sacará a la superficie los secretos y las heridas profundas de Blanche.
‘Un Tranvía llamado Deseo’, una coproducción de Gente con Talento y el Teatro Colón ha sido considerado un fenómeno teatral del siglo XX, ganadora en sus diferentes versiones, de cuatro premios Óscar, premio Tony a la mejor actriz para Jessica Tandy así como del premio a la mejor pieza de teatro otorgado por el Círculo de Críticos de Drama de Nueva York.
Desde ya se encuentra disponible la boletería para ‘Un Tranvía llamado Deseo’. Tiene un costo de $30.000 a $70.000 pesos y se pueden conseguir a través de www.tuboleta.com, en puntos TuBoleta a nivel nacional y en la taquilla del Teatro Colón.
Reseña de la obra
La obra del gran escritor Tennessee Williams (del sur de los Estados Unidos como Faulkner), es esencial para comprender la dramaturgia del siglo XX. “Un Tranvía llamado Deseo”, es una semblanza desgarradora de Blanche DuBois, atormentada representante de una vieja aristocracia que asiste impotente al derrumbe de su mundo de privilegios y vanidades ante las arrolladoras fuerzas productivas de un nuevo mundo lleno de inmigrantes, codicia, crueldad y desamor; es un cuadro trágico que se repitió y repite en muchos lugares del mundo. Su vigencia es pues universal, pero aparte de las similitudes socioeconómicas, por así decirlo, la mirada inteligente y profundamente sensible de Williams, nos revela una dimensión, a la vez inquietante y trágica, en la vida de estos seres: sus pasiones.
Stanley Kowalsky es implacable contra Blanche, su cuñada; se muestra suspicaz, astuto, cruel y seductor. No se piensa dejar deslumbrar ni estafar de esta ricachona pretensiosa, a quien además ultraja, consciente de que ella se derrite ante su brutal masculinidad; pero, por otra parte, este proto macho se derrumba y llora como un niño desamparado y vulnerable en brazos de Stella, su mujer. Ella, por su parte, no puede controlar el amor loco que le despierta su marido, y lucha desesperadamente por equilibrarlo con el respeto, el afecto y la compasión que siente y le debe a su hermana Blanche. Y Blanche, ¡Ay Blanche! ¡La maravillosa Blanche! Sucumbe ante su poético sentido de la vida. Ella no quiere realismo, quiere magia. Todos son víctimas de circunstancias extremas, y como envueltos por la metáfora de Tennessee Williams, finalmente, todos son arrollados por un tranvía llamado deseo.
Septiembre 24 de 2019