Una candidatura espuria

Por:  Ángel David Esguerra Tache**

Luego de dos largos meses de una vulgar componenda de quienes hoy pretenden fungir como las lumbreras políticas municipales para quedarse con la candidatura a la Alcaldía de Soacha, a sabiendas que desde un inicio se sinceraban diciendo que “lo que importaba no era ésta, sino la lista al Concejo”, que “no respaldarían a un “faltón”, quien  sólo se había beneficiado con la presidencia del sindicato de trabajadores de la Administración municipal durante casi tres lustros, nada produce más hilaridad que el desespero de quienes escogieron el camino de las triquiñuelas inmorales, y la angustiosa espera del candidato de la supuesta coalición de fuerzas alternativas, quien tiene que esperar que venga Gustavo Petro para que lo visibilice, porque no tiene ni la culpa.

Se atrevieron a usurpar una candidatura para no saber qué hacer con ella, y la excusa que hoy se escucha es, que no hay plata para la campaña. ¿Adónde les tocaría colocarse todo el arribismo y el clasismo con el cual me descalificaron?

Ha sido tan deplorable su actuación y compromiso con las fuerzas populares, que su gran ausencia de reconocimiento social casi no se percibe, pues lo que queda en evidencia es su inocultable agradecimiento a una derecha que le amamantó durante casi quince años, a la cual hoy no se atreve a recriminarla por la caótica situación que padece la ciudad de Soacha, pues se hizo cómplice de la misma, guardando un silencio bastante parecido a la estupidez.

Mal haría Petro en mostrarse a la manera de Uribe, diciendo que se debe respaldar porque es su escogido, y no porque éste posea la más mínima consecuencia y coherencia, al punto que la mayoría de los candidatos de la coalición se sienten defraudados y a baja voz dicen que no van a votar por él, porque no están siendo representados.

De alcanzar a meterle miedo a las maquinarias políticas luego de un resultado apabullante en las elecciones presidenciales, hoy se aprecia en éstas un regocijo, porque el embuchado les está permitiendo la permanencia en el poder.

Ahí están los resultados de la mañosa forma como fue escogido o como les fue introducido, para que un verdadero trabajador de la cultura, escritor, líder social y periodista de oficio, pudiese concitar a esas masas por las cuales ha venido trabajando, como lo he hecho por más de dos décadas.

Ahí quedó demostrado que quienes le cerraron las puertas a un importante número de ciudadanos que siendo afines a los ideales de la izquierda no les dieron la oportunidad de ser candidatos, porque se apoderaron de los partidos políticos y temen ser superados en votación por auténticos líderes sociales, quienes los desplazarían de las directivas partidistas. Mi propuesta de hacer que cada fuerza política inscribiera sus listas al Concejo municipal y a las Juntas Administradoras Locales no fue tenida en consideración, porque entre la mezquindad y la miopía, se limitaron a ver los resultados electorales del pasado proceso local y no lo que se había logrado luego en las parlamentarias y las presidenciales.

La pretendida imposición por parentesco de quien no debía ser nuevamente candidato, tanto por inórganico, como por su pobre resultado en las elecciones de 2012, luego de haberse ido consolidando una fuerza popular, social y política representativa en la década anterior, no sólo impidió una legítima aspiración, sino que demostró que un minúsculo poder, dentro de un minúsculo comité ejecutivo municipal y una absurda vanidad, eran capaces de reducir a un partido a una mera tendencia dentro de una coalición que se caracteriza por su canibalismo y creencia que tienen la verdad revelada y absoluta, cuando en realidad lo que demuestran es un sectarismo y dogmatismo que huele a rancio. Una coalición encabezada por jóvenes que ostentan un saber académico, desconociendo la experiencia, las capacidades, la entereza lograda por quienes soportaron señalamientos, persecusiones, palizas y sobrevivieron a masacres, y hoy son desplazados de sus propias colectividades, por el afan de poder de quienes apenas vislumbran las luces del saber. A ellos les recuerdo que el saber no se ostenta, se comparte, que el revolucionario de los veinte, termina siendo el burgués de los cincuenta, y que se debe ser coherente, cuando se dice que quieren renovación y escogen a alguien que en pocos meses buscará su pensión en la burocracia oficial a la cual se ha dedicado.

Ya para concluir debo decir que renuncié al PDA, porque éste no supo valorar a quien, a sabiendas que era muy difícil alcanzar una curul en la Cámara de Representantes en las elecciones anteriores, se empeñó sin reservas en recomponer el partido, luego que las pugnas internas lo habían casi desaparecido del escenario político local y regional, y que permitió ir sin candidatura propia, porque el escogido de su presidente municipal, no había sido el que él quería.

Sigo con mis ideales y principios intactos, con un grupo de amigos dispuestos a continuar en la búsqueda de un mejor espacio para la convivencia y la armonía social, sin afanes y agradeciendo a Dios y a la vida por permitirme conocer quienes son y quienes no, los verdaderos líderes, auténticos y consecuentes. Arrieros somos y en el camino andamos.

**Premio Nacional de Periodismo ‘Antonio Nariño’ 2014 y 2017.

* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.