Críticos uribistas han asegurado que subir la edad pensional es la solución para contrarrestar el hecho de que la población envejece cada vez más rápido, pues según estudios la esperanza de vida aumentó a 74 años y, por ende, se requieren más recursos para poder financiar las pensiones.
Precisamente, el presidente de la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía (Asofondos), Santiago Montenegro, aseguró que el envejecimiento poblacional es clave en las discusiones de la reforma.
“La drástica transición demográfica reduce los recursos de financiamiento e incrementa los costos de un creciente número de pensionados y por ello, los sistemas de reparto puro (como el que hoy administra Colpensiones) se ven obligados a reducir los beneficios”.
Según el vocero de los fondos privados de pensiones, esto implicará subir la edad de pensión, reducir la pensión máxima y aumentar los aportes o aumentar el monto de las cotizaciones, como presuntamente se ha visto en otros países.
Según Montenegro, hacia 1950 habían más de 11 trabajadores activos por cada adulto mayor de 65 años; hoy hay solo cuatro; a mediados de siglo habrá solo dos y hacia finales del siglo XXI solo habrá uno. Por causa de la informalidad, hoy día ya solo hay dos trabajadores formales por cada adulto mayor. Y lo que hace aún más insostenible los sistemas de reparto es que dicha cifra continuará reduciéndose por los procesos de robotización y digitalización de la sociedad.
Montenegro finalmente indicó que, si bien los sistemas de ahorro también se ven afectados por el envejecimiento, en estos la plata crece en el tiempo, “permitiendo que la reducción de beneficios sea significativamente menor” y concluyó que “la única forma es cuidar y crecer los ahorros para que se puedan pagar más y mejores pensiones”.