La vida, un sueño, una realidad, una esperanza en el amor. El mundo es un libro que nos conduce por espacios de paz, pero también por espacios donde el hombre teje el odio, la violencia y la esperanza irónica.
Por Mariano Sierra S.
Esta reflexión reúne en forma sucinta fundamentos de nuestra historia, cual posiciones que implican posturas de regeneración. que el cambio asume con todos sus efectos, marcando una visión profunda, perceptible y critica conduciendo a pensar la historia de nuestros pueblos con radicalidad, en aras de sacudir al mundo en defensa de la vida y los derechos democráticos que reafirmen el pensamiento de las naciones.
Axiomas, evidencian el entendimiento para acceder hacia un orden donde clarifique los pormenores que con la verdad ejerzamos actos donde la razón nos inste al cambio. El mundo es evidente a mostrarnos los hechos necesarios para que el hombre no se deje conducir por los complejos y los absurdos. La crítica vivencial expresa su reflexión con postura sin dobleces, que marcan la historia para saber vivir con libertad.
Ser hombre no lo da el simple hecho del nacer. Existe un devenir circunstancial que justifica la existencia terrenal, lo da el esfuerzo vivencial que configuran acciones de unidad y apoyo. La certidumbre de vivir implica la razón de sentir la vida. Vivir la subordinación es demostrar la tiranía que asfixia el principio de ser. La verdad es rebeldía porque rechaza todo desorden, todo injusto. Es en el hombre donde encontramos lo que es la vida con todos sus excesos que abre nuestra conciencia para saber vivir y entender los vicios de una sociedad que se oculta en sus sombras. Que vive exiliada en una soledad soliloquial como el lobo estepario.
Hoy y siempre se ha batallado a muerte por circunstancias diversas, catastróficas por cierto, sobre todos los entornos y confines terrenales, en un mundo donde los arcanos se alejan. Por todos los frentes del orbe, circundan quienes se debaten en temerosos conflictos, al tenor de que los enemigos están por doquier, dispuestos a invadir y proferir actos de posesión. La grandilocuencia universal de la transformación del mundo estuvo patentada por Carlos Marx para quien la historia propicia el devenir del hombre, afirmando además que es el hombre quien hace cambiar la historia, expresando que el hombre debe ser educado para el cambio
La filosofía va con el hombre en una búsqueda humanista del sentido de la vida, esto es, su vivencia ejerciendo su rol donde la verdad se impone, por lo cual no está sometida a replica alguna. Vivir es asumir los compromisos con la nuda verdad que surge de la toma de decisiones, todo en la línea para disponer los cambios que se demanden. En la vida debemos ser rígidos frente a los conflictos sociales y políticos en el sentido que siempre existirán confrontaciones, otra cosa es que la rebeldía y la resistencia para el cambio, no deben bajar la guardia, entendiendo que toda facción altera el bienestar del pueblo. Debiendo ser atendida para defender los derechos, la dignidad y la condición humana, con el rigor legal y constitucional.
El pensar humano se desliza sobre posturas sin dobleces del mundo, que marcan la historia verdadera y de cómo funciona el mundo, lo que constituye entrar en su laberinto frágil bajo el furor de la codicia y el poder de los entornos dominantes. América y los demás pueblos afectados por la opresión de sus gobernantes, se alza con voz pacifica, pero firme, en la medida que sus sueños van despegando con sed de liberación, sueños nacidos en las lides que circundaron nuestros andes y nuestros suelos gloriosos. Estos pueblos mantienen su egregia voluntad y su indomable espíritu en busca de la añorada redención social, emancipación soñada desde otrora.
Manifestaciones que vagan dicen que los que se emplean en el examen de las trasformaciones nunca se encuentran en dificultades como cuando pretenden articular los actos de los hombres, los cuales viven en contradicciones. Es miserable la evidencia de una nación prófuga soportando la monstruosa convivencia de unos administradores de la cosa pública con su ejército depravado de acéfalos políticos encubiertos con el mayor cinismo y una doble moral carcomida por la corrupción.
Somos una sociedad monologa que profundiza sus emociones e ideales al compás de soliloquios en el sentir solitario. Lo cotidiano, nos forma hombres para ser, donde el virus del saber nos va llevando en soliloquios donde lo interior profetisa discernir ante una dialéctica con el entorno. Somos asiduos pensadores solitarios nacientes plasmando versiones conducentes a buscar la verdad para compartir con el otro, con el mundo. En su debido trasegar trazamos senderos para definir investigaciones del mundo para el mundo, con el acopio de reflexiones propias de los saberes, atendiendo las contradicciones que terminan en una dialéctica libre pensador.
El político no es un puro pensador, tan solo es un doctrinante confundido, dogmático engañador ideológico con ilusiones disidentes. Un gran problema humano es pensar que somos super seres, que estamos dotados de una superioridad tal, que nos creemos dioses, razón por la cual nuestro comportar está impregnado de maldad, dominio y agresividad, todos principios de fuerza. Las venas abiertas de nuestros pueblos aún no se cierran, por sus entrañas corre la sangre emblema de las luchas y campañas de la emancipación. El retorno a la vida es una contracorriente. siempre estará adjunto en el espíritu de nuestros pueblos enlazado con el amor social.
La apatía del mundo nos vuelca a que asumamos el compromiso de vivir sin violencia y la voluntad sin límites para actuar en defensa del mundo, haciendo frente a aquellos que con sus acciones nefastas desarticulan el proceso de vivir mediante agresiones a la comunidad impidiendo el ejercicio armónico de bienestar. Acojamos las palabras del papa francisco que invitan a que hagamos lio dentro de nuestro interior y al exterior del mundo, que nos saque del encierro y el letargo existencial cual soliloquio que nos impide analizar la realidad, esto es, los abusos de tantas organizaciones que viven creando malestar social con sus medidas impopulares, con sus posturas de indiferencia. Hacer lio no es otra cosa que denunciar a quien ejerce violencia, a quien atropella social y políticamente, haciendo uso de la calle, escenario vivo del pueblo.
La vida, un sueño, una realidad, una esperanza en el amor. El mundo es un libro que nos conduce por espacios de paz, pero también por espacios donde el hombre teje el odio, la violencia y la esperanza irónica. Como una tragedia, la vida, surge quien la convierte en sueño, como Dante en su Divina Comedia. De allí que sean los sueños y los libros quienes nos enseñan, nos dan a comprender y sentir la vida en su contexto imaginario y real.
Estamos en la época en que el capitalismo cabalga desenfrenado por el mundo con la bandera de muchas violencias contra los pueblos, contra la naturaleza y el futuro. El mundo es una amalgama de posiciones mentales con sus emociones desafiantes. Todos los días amanece con estrategias de confusión, todo depende de los demás sin que fluya una alternativa de reciclaje político ni social. El nuevo orden mundial camina sin determinación de destinos tangibles que alberguen esperanzas de cambio. Juegos de tronos, de hambre, de miseria, de migraciones, de guerras son las actitudes perversivas que están en los acuerdos, solo para generar actos que disfrazan posturas de cinismo político y social, bajo falacias y diplomacias embusteras.
Quienes tenemos la pasión por la justicia, luchando por transformar unos pueblos cuya existencia ha sido un eterno divagar democrático, donde el amor sea la razón y la conciencia sea la rebeldía, entendemos lo que ha sido la Colombia olvidada por la acción de los sátrapas sin principios y su venganza a bordo, adornada con las flores del mal, signos fatídicos, condena de conjuros por el juego de la política siniestra, que, por su irrespetuoso proceder lleva imputación de cargos, como crimen político.
El giro actual del mundo y su lesivo injurioso, además del pensar estúpido, niega toda posible determinación hacia las transformaciones. El poder y la codicia como la ambición odiosa de querer dominar el orbe basado en la creación de bestiarios genocidios, fuera de otras colectivas degradaciones sociales, cierran todo sentir social. Perdónales a aquellos criminales que si saben lo que hacen… Gobiernos dispersos dominados por conciencias inútiles, con razones perversas.
Así, la paz se vuelve utopía. Estamos en la batalla de todos contra todos, camino a la destrucción de la vida y la depredación ecológica. Egoísmo, carencia de voluntad, compromiso y humanismo convergen legitimando la violencia. La praxis critica irrumpe contra las fábricas mentales de corrupción, en un razonar virulento, gestor de podredumbre que le viene aplicando al mundo una eutanasia sin límites, con actos de duelo y horror apocalíptico por parte de sátrapas imperiales, iconos de la muerte.