La información sobre nutrición abunda, pero no siempre es precisa y puede reforzar ideas equivocadas. Por ello, es fundamental recurrir a fuentes confiables para contrastar estos mitos.
En la era de las redes sociales y la sobreinformación, las creencias erróneas sobre alimentación saludable se propagan con facilidad. Muchas de ellas parten de interpretaciones parciales, estudios mal comprendidos o modas pasajeras. Sin embargo, la evidencia científica actual desmiente varios de estos mitos y ofrece pautas más equilibradas para mantener una dieta saludable.
A continuación, se analizan cinco de los mitos más comunes sobre nutrición, con base en estudios revisados por pares y recomendaciones de expertos e instituciones de salud internacionales.
- “Los carbohidratos engordan”
La idea de que los carbohidratos son responsables directos del aumento de peso ha sido cuestionada por investigaciones recientes. Un estudio prospectivo realizado en Finlandia no halló una relación significativa entre la cantidad total de carbohidratos consumidos y la ganancia de peso a lo largo de varios años.
Asimismo, un metaanálisis determinó que no existen diferencias relevantes en la pérdida de peso entre dietas bajas en carbohidratos y aquellas con cantidades moderadas, siempre que el consumo total de calorías y proteínas sea equivalente.

“En lugar de centrarse en qué eliminar, propóngase añadir más carbohidratos ricos en fibra a su dieta”, dieta», afirma Lauren Harris-Pincus, especialista en comunicación nutricional. Según la experta, el tipo de carbohidrato elegido —como los granos integrales, las frutas y las legumbres— influye más en el control del peso que la cantidad total.![]()
- “Las grasas deben eliminarse para bajar de peso”
Durante años se consideró que reducir las grasas era la clave para perder peso, pero la evidencia actual indica que reemplazarlas por otros macronutrientes no garantiza resultados si no se controla el total de calorías.
Las grasas cumplen funciones esenciales en el organismo, como la absorción de vitaminas y la producción de hormonas. Lo importante, explican los expertos, es distinguir entre grasas saludables y saturadas.
Se recomienda moderar el consumo de grasas sólidas y saturadas (presentes en embutidos, mantequilla y frituras) e incluir más grasas saludables como las del aceite de oliva, los frutos secos y el pescado azul, que contribuyen a la saciedad y reducen el riesgo cardiovascular.
- “La miel y los endulzantes naturales son más saludables que el azúcar”
Aunque se perciben como más naturales, productos como la miel, el jarabe de agave o la panela contienen cantidades similares de glucosa y fructosa que el azúcar refinado.
El cuerpo los procesa de manera equivalente, lo que implica que también elevan los niveles de azúcar en la sangre. Si bien algunos pueden aportar trazas de micronutrientes, estos no compensan su alto contenido calórico.
Expertos en nutrición coinciden en que, más allá del tipo de endulzante, la clave está en reducir el consumo total de azúcares añadidos para prevenir obesidad, caries y enfermedades metabólicas.
- “Comer entre comidas hace subir de peso”
El simple hecho de consumir un aperitivo no conduce automáticamente al aumento de peso. Lo determinante es la calidad y cantidad de lo que se ingiere.
Aperitivos ricos en proteína y fibra, como los frutos secos, el yogur natural o la fruta fresca, pueden incluso ayudar a controlar el apetito y evitar atracones. Diversos estudios señalan que, cuando los refrigerios se integran dentro de un plan alimenticio equilibrado, no generan un exceso calórico ni impactan negativamente el peso corporal.![]()
- “Los lácteos enteros son malos para la salud”
Durante mucho tiempo se asoció el consumo de lácteos enteros con un mayor riesgo cardiovascular. Sin embargo, revisiones científicas recientes contradicen esta idea.
Metaanálisis y estudios controlados han encontrado que el consumo total de lácteos se asocia con una reducción del riesgo de diabetes tipo 2 en aproximadamente un 6 %, especialmente en productos fermentados como el yogur y el queso.
Además, investigaciones más recientes no muestran una relación significativa entre los lácteos con alto contenido de grasa y un mayor riesgo de enfermedades del corazón o diabetes. Incluso, algunos resultados sugieren que pueden favorecer el control del peso corporal.
Información veraz frente a los mitos
En un entorno saturado de consejos sobre dietas milagrosas, desintoxicaciones y restricciones extremas, distinguir entre hechos y creencias es esencial.
La evidencia científica respalda que una alimentación saludable no depende de eliminar grupos de alimentos, sino de mantener un equilibrio que incluya frutas, verduras, proteínas magras, granos integrales y grasas saludables.
Consultar fuentes confiables —como profesionales acreditados en nutrición— es la mejor manera de proteger la salud y evitar caer en falsas promesas dietéticas.