Las reformas y el Acuerdo Nacional

Por Carolina Corcho

Ha pasado algo muy importante en Inglaterra y en Francia, y es lo que se ha denominado el cerco sanitario frente a la extrema derecha, pero no nos equivoquemos, el triunfo del partido laborista no es el de un proyecto de transformación, corresponde a lo que se denomina el neoliberalismo progresista, en el caso de Francia se asiste a una discusión distinta, dado que el logro de la mayoría del Nuevo Frente Popular en el parlamento, implicó la construcción de un acuerdo programático que busca ir más allá del modelo neoliberal impulsado por Macron y algunos sectores del progresismo, que ha alimentado la frustración ciudadana, siendo uno de los determinantes del crecimiento de la extrema derecha en la última década. En ese orden de ideas, la socialdemocracia española en cabeza del PSOE, en un acto de modestia, se han interrogado para dónde van como proyecto político, lo que les implicó generar la fundación Avanzar para definir una agenda programática a partir de un centro de pensamiento.

En Colombia hemos avanzado en la construcción de una agenda de transición democrática para el cambio, consignada en el libro Agenda de Transición Democrática, Otra Colombia es Posible, que contiene el desarrollo de 10 temas para cambiar a Colombia, y que contiene el fundamento intelectual e investigativo del programa de gobierno del presidente Gustavo Petro. En días recientes tuve la oportunidad como presidenta de la Corporación Latinoamericana Sur, que es la organización de la sociedad civil que coordinó el proceso de construcción de esta agenda, de presentar en la escuela de formación política del partido Morena de México, los puntos centrales de este trabajo en función del proceso reformista que se adelanta en Colombia. La ruta es la deconstrucción del neoliberalismo como visión ideológica y política que ha generado exclusión y desigualdades en Colombia y en el mundo.

En el caso colombiano, se ha puesto en la discusión pública la necesidad de un Acuerdo Nacional, que de acuerdo a la derecha colombiana es que todo cambie para que nada cambie. A mi juicio, el cambio no puede ser de 360 grados para volver a lo mismo, debe ser de 180 grados, y eso por supuesto va a generar reacciones negativas con grupos de poder que han acumulado privilegios y extracciones de rentas públicas, si se asume un cambio que procure la igualdad y el goce efectivo de derechos de todos los colombianos, se espera que haya negativa por cuenta de quienes han participado y se han lucrado de la generación de desigualdades en Colombia. Esto significa que el cambio es en torno a las reformas que hay que hacer en el país.

En Colombia tenemos una oposición cerrera, obstruccionista y sin proyecto político, que ha degradado el debate público, socava las posibilidades democráticas de discutir las políticas públicas y los problemas del país, amparada en sectores de la prensa corporativa han inundado el país de mentiras, de fake news, de pánico para sabotear cualquier posibilidad de que se lleve a cabo un cambio o un acuerdo. Sólo les sirve que todo siga igual.

El presidente Gustavo Petro ha asumido la Agenda de Transición Democrática que implica transitar a una sociedad más igualitaria, sin exclusiones, que impulse al pequeño productor campesino que nos provee los alimentos, con derechos para los y las trabajadoras, un proyecto que busca dignificar la vida de todas nuestras gentes sin distinción de clase o de raza, allí caben mujeres, ancianos, indígenas mestizos, gentes del campo y de todas las latitudes urbanas, en donde no haya hambre, se acceda al goce del derecho a la salud, la pensión, el trabajo y la paz. Esta Agenda incluye una propuesta de reforma política y de los organismos electorales, así como un proceso de reindustrialización del país con base en energías limpias.

Por eso hemos planteado que la agenda de transición democrática debe ser la base del Acuerdo Nacional, sin la ingenuidad de la paz total, dado que los grupos armados ilegales que no acepten pactar la paz o inscribirse en los procesos de sometimiento a la justicia deben ser enfrentados por la fuerza pública en el marco de la ley y la constitución, para garantizar la seguridad y la vida de las comunidades.

Debemos tener claro, que no todos van a estar de acuerdo con el Acuerdo Nacional, habrá una oposición radical frente a la búsqueda de igualdad y justicia social, frente a la necesidad de que ningún colombiano padezca hambre en Colombia. Es el límite del acuerdo nacional. Tendremos que asumir que habrá gente que esté en desacuerdo con los contenidos del Acuerdo Nacional que son de la humanidad, ellos y ellas deben tener todas las garantías para que hagan oposición, no para que mientan, no para que engañen, existen unos límites éticos y morales para ejercer la oposición.

En mi caso personal, a lo que me opongo es a que en Colombia se perpetúe la desigualdad, la pobreza, la discriminación racial y sexual. El Acuerdo Nacional es para cambiar, no para seguir perpetuando privilegios a costa del sufrimiento de las mayorías del pueblo colombiano, no es para privatizar los bienes públicos. No soportamos la pobreza, la inequidad, la codicia, la corrupción. El Acuerdo Nacional debe beneficiar a las clases medias, a las populares, a hombres, mujeres, diversidades, a los hombres y mujeres del campo y la ciudad. Todo esto es lo que hemos denominado la Agenda de Transición Democrática: Otra Colombia es Posible[1].

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[1] https://www.sur.org.co/wp-content/uploads/2022/04/Agenda-de-Transicion-Democratica-otra-Colombia-es-Posible.pdf