No hay conflictos, guerras, formas de violencia, desigualdades, o injusticias que duren para siempre

Hoy más que nunca la patria requiere de su pueblo, de nosotros, dispuestos a defender los retos contra un pasado que ya no puede ser más. El cambio no es un icono vacío, es aquel existir patriótico donde no caben excepciones. Un nuevo futuro es romper las cadenas, para pensar en el otro construyendo el país de la paz y la justicia.

Por Mariano Sierra S.

Resistencia y rebeldía son la condena a toda tiranía que dista mucho de revolucionaria, cuando su sentir genera expresiones seductoras, mentirosas, engañosas, románticas retoricas y bifronticas. En este apasionado disentir, el talante humano vibra en el hombre con su vida, sus actos, con su entusiasmo de enfrentar la verdad para reconstruir una paz ante un presente que exige respuestas y cambios, no solo al interior de un pueblo, sino al interior de un cuerpo que clama vida, amor y servicio.

Afloraron en el mundo todo tipo de organismos que añoraron inducir creencias, dogmas, ideologías y otras expresiones para encubrir la verdad, la realidad, o para ejercer bajo mecanismos no ortodoxos, violencias de distintos géneros. Estos organismos manifiestan pasiones colectivas impulsando engaños y mentiras, distinguiendo rasgos muy particulares hacia el bien, bajo instrumentos al servicio de determinados grupos sociales. En el fondo son una ficción, que se pierden por carencia de sentido resaltando actos mesiánicos destructores de la verdad.  Cuando se le pregunto a Cristo sobre la verdad en su juicio decadente de ecuanimidad, calló, y calló porque él era la verdad. Él había venido a dar testimonio, que hoy seguimos negando, porque la verdad sigue siendo letra muerta. En una sociedad donde la moral se esconde bajo mandamientos impuros.

Las reflexiones políticas apuntan con su aparente y noble antología edificar con una arquitectura de comunidad social sentando bases de unidad e igualdad.  En este proemio, nos estamos refiriendo a las afrentas que nos proporcionan los partidos políticos y otras asociaciones afines que son proclives a proliferar la hecatombe humana que van dejando destrozos sociales, desigualdades y, sobre todo, el sembrar odios en la colectividad, en una sociedad sin esperanza, sumida en ausencia de valores, sin un eje que la conduzca por caminos de paz y convivencia. Estas estructuras no han podido alcanzar niveles de eficiencia, ni han presentado soluciones a la eterna problemática nacional.

Por ello la sociedad ha empezado a convocar para repensar el rol político y su participación con el debido sentido. Germina un nuevo porvenir de estado que se alza ante la gran resistencia que el pueblo viene gestando para impulsar los cambios imperativos que los atávicos organismos de la vieja data nunca desarrollaron. Dar vida propia a esta nueva era es la tarea que nos compete a todos, sin miedo, con entusiasmo y aliento, desde nuestras distintas ocupaciones a la saga de ejercer un vigoroso activismo, que impida el estropear de los programas y cualquier distorsión al proceso.

Los partidos y tantos escépticos han nacido como nos lo enseña Simone Weil para matar el sentido de la verdad y la justicia. El engaño y la mentira seducen, destruyen. Viola conciencias, rompe ilusiones y la posibilidad de combatir por un mundo más humano. La lucha contra los partidos y toda política injusta, es una lucha contra la voracidad ideológica que actúa en cuerpo ajeno, que, bajo la óptica de la gula capitalista, enceguece la cosmovisión del país en el mayor entramado corrupto. La violencia en Colombia pues, tiene patente de estado y partidista que ante el nuevo periplo histórico debe decaer. La depuración es un reto para la nueva democracia, para el nuevo pacto social, que será el hilo conductor de una nueva nación con justicia social, con ecología social y ambiental que engendra producción de vida alimentaria, con un frente unido de gestión para reconstruir la educación, la salud, la ciencia, el trabajo, la seguridad y demás programas de convivencia.

En el nuevo estado de cosas, en el país nos dejaremos llevar por el amor social y político que brote del nuevo devenir histórico y así hasta erradicar los vicios del pasado, los montajes de gobiernos, políticos y partidos que sumieron al país al mayor ostracismo. No será fácil, pero cuando hay voluntad, respeto, justicia y convicción el nuevo orden de nuestra geo política es posible. Capitales los hay, solo que no se han socializado porque ha podido más la acumulación y el desgreño. Ortega y Gasset profundiza su saber cuándo dice…La piel del tiempo ha cambiado y el evangelio de la vida en el amor encuentra una nueva conciencia cósmica…. Y así mismo en las páginas amarillas del tiempo encontramos un mensaje de Azorín diciendo… El porvenir y la humanidad es de nosotros y no de los locos gozadores del mundo.

Con profunda claridad y lucidez estaremos avanzando en este nuevo giro de país en contraste con tanto pesimista que, al decir de Cioran, son unos optimistas decepcionados frente a las expectativas formidables… Ante cualquier modalidad de critica o expresión de ironía o discurso adverso contra los cambios. Lo que se diga o la verdad que se manifieste deberá existir siempre una correspondencia. Lo contrario es una ilegalidad. Solo la justicia y la verdad son únicas, otra tendencia será vaga, vacía, sin sentido, llena de intenciones sin realidad. Solo el bien es el fin, solo la verdad impera ante las pasiones individuales o colectivas abyectas, y disolutas, verdad que nos acompañara con la franqueza para hablar sin temor aun ante cualquier riesgo social o político.

Los enemigos de la democracia solo infunden terror aparejando en la comunidad rebeldía y formas de lucha para evitar que se impongan imperios partidistas o de otro orden, por encima del poder y la política justa, poder vital de nuestros terruños. El nuevo renacer político no es otra cosa que asumir compromisos llenos de amor y servicio que se enfrenta al desquiciado proceder de las pasiones violentas. Un día Sastre dijo que…basta que un hombre odie a otro, para que el odio vaya corriendo sobre toda la humanidad….

Este nuevo devenir mesiánico condena el pasado y exige juicio a quienes de forma corrupta manejaron los destinos del país. El cambio debe venir acompañado por el apoyo colectivo que se enfrentara a la estructura bipolarista que asume oposiciones sin sentido y anima a la sociedad con retoricas comedias contra los rostros de la democracia. Dice Ulrich Beck que…. Cuando el orden social decae, las personas empiezan a pensar… En verdad cuando un nuevo desarrollo se estructura en medio de desigualdades, la tiranía es la que va a gobernar.

Estamos en el camino de un nuevo país. Acabar con el flagelo de más de 200 años es el reto. Platón nos recuerda…Cuando un hombre no se sacrifica por sus ideas, o no pasa nada, o no vale nada… El dramatismo socio político que hemos vivido muchos pueblos de América nos ha adormecido con el tiempo y en lo profundo de una sociedad agobiada por la nulidad de los gobiernos, que hizo brotar un nuevo gestor de transformación, una esperanza a la luz de la resistencia viviente buscadora lúdica de armonía y paz. El mesianismo trasformador demasiadamente humano se convierte en un espíritu evocador de libertad, presencia viva ante una sociedad guerrera en una cosmología sin dogmas, sin ritos, a la que solo le ha acompañado la acción, el trabajo y la labor para enfrentar la causa del hombre y la naturaleza.

El país nació y creció en medio de tragedias que impregnaron muchos conflictos violentos. El devenir ha sido polémico, hostil, terrorífico. Asentándose una conciencia popular divulgadora de crisis que llenaba todos los espacios, cuyos antecedentes fueron construyendo dispersiones sociales en medio de plantones, protestas y exigencias. La violencia siempre genera retrocesos ávidos de confrontaciones con partidos y movimientos sociales que ahondan los colapsos. Al margen de los hechos sociales, se iban produciendo el manejo de una economía cuyos índices llegaban a los límites de la imperfección, lo que le significa para el país efectos negativos en la pobreza, y demás análisis del componente financiero y social.

A lo anterior. Se sumaria la gran tragedia del narcotráfico que no resistió una catarsis política que previera sus efectos. De aquí, otro gran periodo hace presencia en nuestra historia. La realidad colombiana nos ofrece múltiples capítulos de existencia dentro del marco de conflictos que obligan a llevar sobre sus hombros una resistencia liberadora permitiendo la llegada de una nueva era que empezaría a ver la luz de la esperanza ya como una nación posible, dejando atrás esa estela de misantropía que solo una parresia firme ofrecía imponer un lenguaje franco sin miedo al cambio. Todo este juego de tronos implicaba más desangre en la geopolítica que llegaba sin visos de solución, porque se venía imponiendo el engaño y la mentira ante la imperiosa urgencia de una perestroika con su apertura reconstructora y el sentir de un nuevo capitalismo social.

Estas reflexiones con los dispersos escritos nos abren el pensar libre y el dialogo que concierne a tantas realidades sociales llenas de verdades de apuño que denuncian un sistema destructor de la vida de una sociedad, por parte de organismos partidistas y políticos que traicionan la pasión y los ideales preclaros. Estos ambientes han encapsulado ideologías, apologías, pasiones, fanatismos y barbaries para favorecer determinados intereses. No hay malestar social ni político que no le llegue su Perestroika. El cuerpo social resistente al final vence. Hoy más que nunca la patria requiere de su pueblo, de nosotros, dispuestos a defender los retos contra un pasado que ya no puede ser más. El cambio no es un icono vacío, es aquel existir patriótico donde no caben excepciones. Un nuevo futuro es romper las cadenas, para pensar en el otro construyendo el país de la paz y la justicia.

Colombia no ha terminado de coronar el desenfreno de la violencia. Voces patrióticas han venido expresando sus sentimientos con sus revolucionarias plumas que es bueno ilustrar, Darío Echandía dijo una vez, que este es un país de cafres. Fernando González después se pronunció diciendo que aquí no tenemos ideas, sino opiniones. Mas adelante dijo que pobre país de miseria, país del diablo. sin rumbo, marchito a tal extremo que se le olvido producir revolucionarios. La ironía es patética dijo en otra ocasión, aquí no hay partidos, solo ladrones de cuello blanco y una hegemonía conservadora negada a la libertad de expresión y de creación

El torrente hegemónico de la regeneración llevo a Vargas Vila a señalar que cuando en un país la libertad ha muerto, no queda ya una nación, sino la ruina. Desde su destierro escribió que hay tiranos de batalla y tiranos de sacristía para definir que la regeneración solo dejo ruinas. Estanislao Zuleta con su pluma también expreso que en Colombia no fuimos educados para ser ciudadanos con ideas liberadoras…. Esta es la nación que inventamos en este entorno social construimos una cultura.

Aun así. Hemos tratado de batallar resistiendo, por un mundo mejor que lleve el humanismo al solio de la paz, donde la espada de Bolívar y las leyes de Santander defendieron con valor en asocio del gran San Martin, de O’Higgins y el mapuche Manco Cápac, con la sensibilidad de los guerreros de los andes inmortales y la bravura del espíritu llanero y que hoy un pueblo surge rebelde buscando en la memoria histórica las huellas de la libertad.

marsblawyer@gmail.com

* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.