Región Metropolitana, ¿para quién?

Por Ángel Humberto Tarquino

El lunes 22 de enero se realizará el encuentro de la provincia Soacha – Sibaté con el gobierno departamental para la construcción del Plan de Desarrollo Departamental.

Tal hecho, a diferencia de anteriores encuentros, adquiere primordial importancia porque en ese espacio de participación social y comunitaria, se definirá el futuro del desarrollo de nuestra ciudad y el Departamento, y en consecuencia también se definirá cuál y cómo será el bienestar futuro de sus habitantes.

Es previsible que el gobernador Rey aproveche el ejerció para consolidar el apoyo de la ciudadanía a su ambicioso pero inconveniente proyecto de organización territorial administrativa conocido como Región Metropolitana Bogotá Cundinamarca, para satisfacer las ilimitadas aspiraciones e intereses económicas y de poder político de los sectores empresariales de la industria, el comercio, las finanzas, el transporte y el sector inmobiliario de la ciudad agrupadas en lo que se conoce como Asociación Colombiana de Ciudades Capitales ASOCAPITALES, quienes a la sombra y orientación del Centro de pensamiento ProBogotá han venido decidiendo la suerte de la calidad de vida de millones de colombianos.

En otras palabras, de lo que se trata es de continuar adecuando las estructuras administrativas institucionales del poder del Estado a los poderes económicos privados y a las nuevas necesidades del desarrollo neoliberal capitalista en el espacio geográfico del departamento, y de ser posible de los departamentos sobre los cuales Bogotá ejerce una influencia dominante.

De hecho, esa ha sido históricamente la forma que ha ido adquiriendo la organización espacial del territorio desde las lógicas del mercado para responder a las exigencias y necesidades del capital antes que mejoramiento del bienestar de los ciudadanos, conformado procesos y relaciones sociales que funcionan a escala metropolitana.

O si se quiere, se trata de transferir en la practica el control del poder que hoy ejercen los ciudadanos a través de sus representación política en las corporaciones públicas municipales y departamentales a estructuras de dirección, regulación, planeación y desarrollo en cabeza de los representantes designados por el empresariado en detrimento de la voluntad popular mediante la creación de un gobierno corporativo en el que desaparecerán las expresiones básicas de la democracia establecidas en la constitución de 1991 y los logros alcanzados hasta la fecha en términos de derechos.

El actual e intensivo proceso de expansión territorial de la ciudad que viene ejerciendo una alta presión sobre los suelos urbanos ya casi agotados y los suelos rurales adyacentes y de conurbación y los que están sometidos a la influencia dominante de la ciudad de Bogotá gracias a la concentración hegemónica de las actividades económicas, de servicios y político administrativas.

Dichas dinámicas han forzado a que se produzcan cambios de los usos de los suelos, y sobre todo de los precios del mismo en las ciudades de esa zona de influencia (Soacha, por ejemplo) pero también para desarrollar proyectos inmobiliarios que den respuesta a la creciente demanda de vivienda en sectores de altos niveles de ingresos económicos, profundizaran las ya protuberantes y crecientes desigualdades e inequidades entre la población al interior de las ciudades y entre las ciudades, mediante la aplicación de la distribución inequitativa del ingreso de la plusvalía

En razón al cambio de los usos del suelo, y sobre todo el valor del metro cuadrado, han generado astronómicos beneficios a ciertos municipios en los que además sus habitantes pueden tributar a tasas más altas, produciendo mayores ingresos fiscales y en consecuencia mayores recursos a las ciudades, pero en contraste la distribución de dichos ingresos, estos se distribuyen inequitativamente produciendo fenómenos urbanos de segregación y exclusión social.

ahtarquinog@gmail.com

*Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.