El otoño de Uribe

La decadencia política de Uribe es hoy tan estridente que en las pasadas elecciones al Congreso a muchos candidatos les bastó con venderse como antiuribistas para ser electos con altas votaciones.

Por Alexander Arciniegas

En las pasadas elecciones la gente votó por otra Colombia. Una Colombia sin Uribe. Pero al expresidente que se acostumbró a manejar el país como si fuera el Ubérrimo, es el único que no lo quiere entender. Y es que, a decir verdad, la decadencia del hombre que por dos décadas se acostumbró a personificar el poder en Colombia comenzó durante el segundo gobierno Santos.

El problema es que en su afán por aferrarse al poder y escapar de los escándalos que lo cercan, Uribe parece dispuesto a llevarse el país por delante. Recordemos que fue su oposición al acuerdo de paz con argumentos mentirosos la clave para la victoria del NO en el Plebiscito de 2016 que puso cuesta arriba la implementación de las reformas políticas y sociales pactadas con la insurgencia, manteniendo de paso los factores de persistencia de la violencia en regiones como el Catatumbo.

Luego de ganarle este pulso a Santos y tras llevar de la mano a Iván Duque a la Casa de Nariño, Uribe volvió a ser al menos momentáneamente, el político más poderoso de Colombia. Pero, el desastroso gobierno de su pupilo se encargaría de demostrarle que a veces ganar es una forma de perder.

Y es que la mala gestión y los escándalos de corrupción del gobierno Duque en prácticamente todos los aspectos desde la economía, hasta las relaciones internacionales pasando por la pandemia, le pasaron cuenta de cobro al expresidente que paulatinamente fue viendo cómo se desmoronaba el 80% de popularidad con que terminó su segundo gobierno en 2010. La decadencia política de Uribe es hoy tan estridente que en las pasadas elecciones al Congreso a muchos candidatos les bastó con venderse como antiuribistas para ser electos con altas votaciones.

Petro histórico

 

Sin embargo, la desesperada reacción del expresidente frente a un país que ya no le copia porque no es el mismo de 2002, ha sido sacar de la chistera al mejor estilo Trump, un fraude que insulta nuestra inteligencia. ¿A alguien le cabe en la cabeza en que un gobierno uribista le hayan robado las elecciones al uribismo?

La peligrosa estrategia de Uribe para descreditar el resultado electoral del 13 de marzo intentando atajar al petrismo, es repudiable porque nos deja internacionalmente como una república bananera y, sobre todo, nos puede condenar a un nuevo ciclo de violencia política.

Los hombres pasan, pero la democracia debe prevalecer.

Fuente: Vanguardia

*Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.